Verde que te quiero verde
Él tiene un rosal, una pared de jazmín, yedra, mora silvestre, una planta de fresas, otra de fresones, un aloe vera, lirios, frixias, iris, petunias, tulipanes, amarillis, acebo, cannabis, seis variedades de cactus, dos hortensias y tres hibiscos. Yo tengo un bonsai muerto. Y ya venía muerto, porque en realidad, es de plástico. Él va a los viveros y compra sacos de 50 kilos de estrato. Se despanzurra en el suelo y planta esquejes, recoge semillas, ata tutores, trasplanta bulbos, atomiza abonos... Pasan los invitados a la terraza y abren mucho los ojos para decir "¡oooooh! ¡qué maravilla de trichocerus pachanoi ¿¿cómo puedes tenerlo TAN increíble, TAN alto, TAN cuidado?? yo me pongo detrás y les tiro de la camiseta diciendo "Pues yo tengo un bonsai muerto ¿sabes?". Entonces me mirán y dicen "Ehm... ah sí... bueno... ¡¡¡OOOOOH!!! ¡¡¡PORDIOSSSSSS MIRA QUE LIRIOOOOOSSSSS!!!" El otro día le dije: "Yo también quiero tener plantas de esas geniales, déjame cuidar alguna..." y él me recordó el incidente del poto regado con cocacola. Cuando quiere puede ser muy cruel; yo sentí lo del poto más que nadie en el mundo. Sobre todo por lo que me costó despegar la maceta del suelo. Así que le dije que yo tenía muy buena mano para las plantas y que mi bonsai sería buena prueba de ello, si estuviera vivo. Cuando la risa le dejó respirar, me tendió una maceta de plasticurri tamaño pedo de mosquito y dijo: "Mira, te doy esta. Planta lo que quieras y es todo tuyo." Fui a coger algunas semillas de la bolsita de la derecha y me dijo "Esas no, Ariel. Son farsimonios palominos para las jardineras." Fuí a coger las de la izquierda y me dijo "¡Esas no, Ariel! ¡son churrundandas fritolengas trepadoras!", entonces me fuí a las del centro y dijo "Esas no, Ariel. Son porrimperas fusiloides y hay que germinarlas." Así que le mandé a la mierda (en silencio porque soy un chico educado a la par que sencillo y agradable) y fui a la cocina a buscar algo vivo para plantar. Lo único que encontré que no tuviera ojos, fué una bolsa de garbanzos, así que cogí un puñado y lo metí en la maceta-pedo de plasticurri, la llené de tierra y apreté bien con la palita. Él me miraba de hito en hito. "¿Qué has plantado?" . "¡Ah, ah, ah! quieres saberlo ahora... ¿eh? ¡pues te jodes! ¡quédate con tus trepadoras y tus cactus "pachonis" que yo ya tengo mi planta y va a crecer tan alto que la perderás de vista! y cuando vengan los amigos dirán ¡¡HALA MIRA LA PLANTA DE ARIEL EN ESA MACETA DE MIERDA QUE PRECIOSIDAAAAAAAD!!". Regué mi macetita y la puse al sol. "Hala. Solo queda esperar. Verás... verás que vergel va a salir de ahí. Verás que sorpresa." Él miró la bolsa que rezaba GARBANZON DE CALASPARRA. Me dijo "Vale... mucha sorpresa, pero "tu vergel" hay que germinarlo primero en algodón húmedo. ¿Es que no te enseñan ciencias en el cole?" Así que, nada... ahora sí que tengo claro qué es lo que realmente me gustaría poder plantar en su terraza. |
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